Amig@as, acabo de leer un artículo que escribí hace tiempo, cuando aún no había PC’S, y que compartí con un público amable y repetuoso, en una época en la que no era común el trabajo femenino calificado, y menos aún que se realizara fuera del hogar, y con tiempo completo.
Digo lo anterior porque pude comprobar en ese auditorio una comprensión de los problemas por los que pasaba el país en ese entonces y que siendo aún vigentes en mayor escala, la forma como los abordamos las mujeres en ese tiempo no ha cambiado mucho.
Me refiero, de manera especial, a la necesidad de compartir que tenemos las mujeres, un poco por naturaleza, algo por educación, y un mucho por el encuentro con otros menos favorecidos y que tocan nuestro corazón.
Después de 6 años de tener un negocio, compartido con muchas y muchos, he redescubierto que esa misma capacidad o necesidad de compartir, la mayoría encuentra un campo de acción muy grande en las redes de mercadeo, o MLM.
Un negocio dentro del MLM vale tanto más cuanto mayor cantidad de personas dueñas de su propio negocio engloba, aún siendo independientes. El MLM canaliza, de cierta manera, esa necesidad que tenemos de compartir, de hacer que OTROS TENGAN LO MISMO O MAS DE LO QUE YO TENGO.
Algun@s pensarán que son sueños de opio, pero conforme avanzo por la vida compruebo que son más felices las que comparten que las que viven encerradas en su torre de marfil. Con el MLM tenemos mucha cosas. Entre ellas dos muy importantes: la posibilidad de REALIZAR NUESTROS SUEÑOS Y DAR A MUCHOS ESA MISMA POSIBILIDAD .
Esta es la maravilla que te brinda el Network Marketing.
Con cariño, su amiga, María Estela González de Villarreal
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